viernes, enero 26, 2007

El Aguila : Power Point



Lección del Aguila


miércoles, enero 24, 2007

Fàcil y Difìcil


Fácil es ocupar un lugar en una agenda telefónica.
Difícil es ocupar el corazón de alguien...


Fácil es herir a quien nos ama.
Difícil es curar esa herida...


Fácil es dictar reglas.
Difícil es seguirlas...


Fácil es soñar todas las noches.
Difícil es luchar por un sueño...


Fácil es exhibir la victoria.
Difícil es asumir la derrota con dignidad...


Fácil es admirar una luna llena.
Difícil es ver su otra cara...


Fácil es saber que estás rodeado por personas queridas.
Difícil es saber eso y no sentirte solo...


Fácil es tropezar en una piedra.
Difícil es levantarte...


Fácil es disfrutar la vida todos los días.
Difícil es darle el verdadero valor...


Fácil es prometerle a alguien algo.
Difícil es cumplirle esa promesa...


Fácil es decir que amamos.
Difícil es demostrarlo todos los días...


Fácil es criticar a los demás.
Difícil es mejorar uno mismo...


Fácil es cometer errores.
Difícil es aprender de ellos...


Fácil es llorar por el amor perdido.
Difícil es cuidarlo para no perderlo...


Fácil es pensar en mejorar.
Difícil es dejar de pensarlo y solamente hacerlo.


El Arca de Noe


Todo lo que necesito saber acerca de la vida, lo he aprendido de el Arca de Noe...


Uno: No dejes pasar el bote. Abórdalo a tiempo.
Dos: Recuerda que todos estamos en el mismo bote.
Tres: Planifica a tiempo. No estaba lloviendo cuando Noe construyó el Arca.
Cuatro: Mantente en forma. Cuando tengas 600 años, alguien te puede pedir que hagas algo realmente grande.
Cinco: No escuches criticas; tan solo concéntrate en el trabajo que tienes que hacer.
Seis: Edifica tu futuro en terreno alto.
Siete: Por razones de seguridad, viajemos en pareja.
Ocho: La velocidad no siempre es ventaja. El caracol llegó al bote al igual que la liebre.
Nueve: Cuando estés bajo estrés, flota por un momento.
Diez: Recuerda, el Arca fue construída por novatos, el Titanic por profesionales.
Once: No importa la tormenta, cuando tu estás con Dios, siempre habrá un arco iris esperando por ti.

8 Minutos

Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía:
"Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Recuerda algo: Después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal....."

La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal.
La voz misteriosa habló nuevamente." Tienes solo ocho minutos"
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró... recordó, entonces, que el niño quedó allá y la puerta estaba cerrada para siempre.
La riqueza duro poco y la desesperación, siempre.
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir en este mundo, y una voz siempre nos advierte:"¡No te olvides de lo principal!
"Y lo principal son los valores espirituales, La familia, los amigos, la vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre se queda a un lado. Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial: "¡Los tesoros del alma!".

Que jamás nos olvidemos que la vida en este mundo, pasa rápido y que la muerte llega de inesperado.Y que cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones. Vivimos en un mundo lleno de problemas, angustias, corrupción, vandalismo, injusticias, donde cada día mueren niños inocentes, padres de familia con stress, pero todo es porque hemos olvidado lo principal...

sábado, enero 13, 2007

CUANDO ALGUIEN NOS FALLA


...Primero tenemos que analizar, si es que realmente nos fallan o si somos nosotros los que fallamos. Quizás, exigimos más de lo que los demás pueden ofrecernos y, posiblemente, nos exigimos demasiado a nosotros mismos y pensamos, que todas las personas son iguales. A veces vivimos pensando en los demás y nos olvidamos de que necesitamos tiempo para nosotros mismos. Muchas veces sentimos que nos fallan, pues todos somos diferentes, y pretendemos que los demás piensen como nosotros.

Otras veces, nos aferramos a las personas sin buscar más allá de lo que vemos. Cuando sentimos que alguien nos falla, es porque hemos dado mucho de nosotros y nos duele el pensar que aquella persona, en la cual hemos depositado nuestros secretos y nuestra confianza, nos ha traicionado.

Mi mejor consejo es...Lo que no quieres que se sepa, no lo digas...Lo que tengas miedo de afrontar, no lo hagas...Pero si lo dices o lo haces, prepárate por si se sabe...Eso sí, si conoces a alguien que piensas, que merece tu total confianza: ¡No lo pierdas!...pues es como un grano de arena azul en el mar.

LA SUEGRA DE LI

Hace mucho tiempo, una joven China llamada Li se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Li fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Li y su suegra cada vez discutían más y peleaban. De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Li, no soportando más vivir con su suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre.
Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas.... Debes darle varias hierbas que irán lentamente envenenándola... Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda: Tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones". Li respondió: "Si, Sr. Huang, haré todo lo que me pide". Li quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.
Pasaron las semanas y cada dos días, Li servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre. Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Li había controlado su temperamento y casi nunca aborrecía a su suegra. En esos meses, no había tenido ni una discusión con ella, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.
Un día Li fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di". El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: "Li, no tienes por qué preocuparte. Tu suegra no ha cambiado, la que cambió fuiste tú. Las hierbas que te di, eran vitaminas para mejorar su salud.... El veneno estaba en tu mente, en tu actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".
En China existe un adagio que dice: "La persona que ama a los otros, también será amada". La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos y por eso ten cuidado!!! Acuérdate siempre: "El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria, por eso ten cuidado con lo que plantas".


Gracias por la Reflexiòn Ing. José Efrain Pisfil Llontop

martes, enero 09, 2007

EL COFRE DE VIDRIO ROTO



Érase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía solo.
Había trabajado duramente como sastre toda su vida, pero las desdichas lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar.
Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta.


Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por semana.
El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos.
No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo me convierta en una carga.

Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin trazó un plan.
A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande.
Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidió que le diera un cerrojo viejo.
Por último fue a ver a su amigo el vidriero y le pidió todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera.
El anciano se llevó el cofre a casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina.
Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.
-Qué hay en ese cofre? preguntaron, mirando bajo la mesa.
-Oh, nada -respondió el anciano-, sólo algunas cosillas que he ahorrado.
Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado.
Lo patearon y oyeron un tintineo.
-Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años -susurraron.
Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro.
Decidieron turnarse para vivir con su padre viejo, y así podrían cuidar también de él.

La primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, y lo cuidó y le cocinó.
A la semana siguiente lo reemplazó el segundo hijo, y la semana siguiente acudió el mayor.
Así siguieron por un tiempo.
Al fin el anciano padre enfermó y falleció.
Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues sabían que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían costearse un gasto grande con el viejo.
Cuando terminó la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre.
Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos.
-Qué triquiñuela infame! -exclamó el hijo mayor-.

¡Qué crueldad hacia sus hijos!
-Pero, ¿qué podía hacer? -preguntó tristemente el segundo hijo-.
Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días.
-Estoy avergonzado de mí mismo -sollozó el hijo menor-. Obligamos a nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el mandamiento que él nos enseñó cuando éramos pequeños.
Pero el hijo mayor volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera ningún objeto valioso oculto entre los vidrios.
Desparramó los vidrios en el suelo hasta vaciar el cofre.
Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro, donde leyeron una inscripción que el padre les había dejado en el fondo:


"Honrarás a tu padre y a tu madre."
"Espera de tu hijo, lo mismo que has hecho con tu padre."